Luisa Beltrán
Amarga y Mortal Obsesión
Pontificia Universidad Javeriana | 2014
Un cuerpo que habla, un cuerpo que sufre.
Un cuerpo que refleja, un espejo.
Un manifiesto físico del grito interno.
Un grito que se presentaba de manera indescifrable y eterna.
Así fue como la cámara se convirtió en el polo a tierra y su lente se transformó en los ojos que había perdido, en la realidad que había olvidado. Me mostró lo que no podía ver, me obligó a mirarme. Mirarme de verdad, por primera vez en años. Sacarme el velo de una enfermedad, de un sufrimiento, de pensamientos y locuras. Por primera vez en años pude ver sin ser cegada. Por primera vez en años, él, ese cuerpo, se volvió un yo.
De catarsis a exorcismo.
Un camino hacia el mirarse y una travesía de reconocimiento.
Un cuerpo que muestra la crudeza y los años de depravación.
Una mirada melancólica y poética. El principio de la reconciliación.
Una aceptación.